30 de enero de 2011

Un segundo.

....Faltaban menos de 10 segundos para la hora...

Recorrí todo el lugar con una mirada apresurada.
Yo quería ir al cine, como de costumbre, pero tu seguro ya tendrías hambre. Llevabas un rato esperandome en el lugar donde siempre suelo citarte.
¡Disculpa! No vi mi reloj y aparentemente decidí irme por el camino más largo, pensando que tú serías la que llegaría con retraso.
Camine directo hacia aquel lugar, con la mirada perdida en la nada, mientras en mi ipod sonaba una canción de Louis Armstrong – What a Wonderful World –.
No lograba verte en el lugar de siempre entre todo ese mar de gente. Volteé a ambos lados buscandote por toda la plaza. En seguida que mire de frente, solo pude percibir dos brazos que se envolvían de lleno sobre mi cuello y unos labios delgados que besaban mi mejilla mal afeitada.
– ¡Pense que no ibas a venir! – dijiste con un semblante cansado, pienso yo, por el tiempo que me esperaste.
– No era mi intención, pero dime, ¿Qué quieres hacer? –dije sonriendote y notando tu mano cerca de la mía. Yo seguía con la idea de ir al cine, pero me dijiste que querías comer.
Caminamos un tramo no tan largo, hasta toparnos con las escaleras eléctricas que daban hacia el área de alimentos y bebidas. Subimos, conversando de cualquier cosa, y al llegar lo primero que pense, y salio de mis labios fue – ¡Ensalada!–.

Si supieras cuanta alegría me da, darme cuenta que somos tan iguales en muchísimos aspectos. Yo con mi obvio trauma de la infancia, y tu tan "Valemadres" en distintos aspectos. A veces me gustaría ser como tú, y poder tener la fuerza y la voluntad que tienes. A veces, cuando me sentaba a conversar contigo, en las noches, hablando de cualquier cosa sin sentido, me daba cuenta lo importante que empezabas a ser para mí. Digo, no todos los días te puedes encontrar a una persona que piense, sienta y haga cosas tan similares a lo que yo como persona suelo hacer, pero a la vez tan distinto que pareciera que somos un par de desconocidos, programados para conocernos en otro lapso de ésta vida.

Comimos rico aquella tarde, y si me permites decirlo, fue una de las mejores tardes que he tenido en mi vida por muy simple que haya parecido. No todos los días te encuentras comiendo ensalada y tacos con una persona mucho muy importante en tu vida.
Recuerdas aquel escrito que redacte hace un par de meses que mencionaste que, te gustaría que alguien te escribiera algo tan bonito como eso, para ti.... Esas palabras aún me llenan de fe, pensando en que algún día podré escribir algo tan bonito... Mientras tanto, gracias por la mejor tarde de mi vida, y gracias por el tiempo que dedicaste todas las noches para contemplar mis berrinches escuchar mis temores, y concentir mis alegrias. (l)


¡Gracias!

No hay comentarios:

Publicar un comentario