29 de septiembre de 2011

Cuando el aire calla

Mientras todos caminamos hacia un determinado punto, todo parece desvanecerse en el olvido; los mejores recuerdos de nuestra vida se reducen a solo un instante de confusión, y los peores momentos siempre los resaltamos de maneras impresionantes.
Palabras efímeras como un te quiero, te amo, pasan rápidamente, por el uso tan gastado que le damos. Pero ¿Donde está realmente el significado de todo esto? ¿A lo que le llamamos mundo?
¿Donde está el significado de aquellas cosas que importaban?
Corremos tan de prisa que olvidamos que los verdaderos momentos están en el instante que se viven, y no en la manera tan dolorosa, feliz, o confusa con la que los recordamos.
El mañana no representa más que un futuro incierto, donde, por más porvenires que imaginemos, el destino sabrá realmente lo que tiene preparados para nosotros.
Olvidemonos de vivir en ese pasado tan brumoso, y en ese futuro invaluable, vulnerable, y poco probable. Vivamos el ahora. El momento. El instante. Disfrutemos de cada segundo que pasa en nuestro reloj de vida. Abramos los ojos para encontrarnos no solo con la realidad, si no con un instante, que puede volverse el punto de partida de muchos días más por vivir.
Cada detalle en ese instante cuenta,... incluso el silencio que produce la nada "Cuando el aire calla".

28 de septiembre de 2011

Situaciones.

Ella te voltea a ver.
Tu la ignoras a proposito.
Ella se queda observando durante un largo rato tu mirada perdida en la nada.
Un silencio incómodo.
Ella se acerca poco a poco y espera a que "esas" palabras surgan de tu boca como una fuga de agua.
Las palabras no llegan y el silencio se torna más incómodo aún.
No aparta la mirada de tu rostro, procurando encontrar tus ojos, y que tu descubras en los suyos el enojo que está surgiendo de las profundidades de su corazón.
Sigues sin voltear. Y ella aclara su garganta a proposito para dar paso a un inminente berrinche.
Ella suelta el brazo al cuál estaba aferrada con fuerza (tu brazo derecho). Lo suelta poco a poco, y se aleja de su pocisión de ataque lentamente, como esperando a que te arrepientas por tan cruel acción.
Finalmente volteas hacia donde esta ella. Intentas encontrar su mirada, y solo te encuentras con un mar de lágrimas silenciosas que recorren sus mejillas sonrojadas.
Ella te mira con desprecio, con odio, con mucho odio, un odio que evidentemente esconde un dolor inexplicable.
Te levantas lentamente de tu asiento.
Ella sabe lo que pasará, pero imagina millones de posibilidades distintas a la realidad.
Le das la espalda.
Ella se prepara para el golpe final.
Tu... Solo te quedas parado, en el mismo sitio. Das la media vuelta y te topas con su rostro lleno de lágrimas,ubicado cinco centímetros abajo del tuyo. Sus ojos, a la altura de tu mentón. Su cabello huele a fresa, y el aroma que desprende, es como el de una fragancia de flores en primavera.
Ella alza la mirada y encuentra finalmente tus ojos.
Los dos saben que pasará a continuación, pero ninguno se atreve a dar el siguiente paso.
Se miran el un al otro, como procurando callar todo aquello que los aqueja.
Le tomas la mano.
Ella siente la textura de tu piel, y enseguida aprieta con más fuerza su mano con la tuya.
Una última lágrima.
Un beso de despedida.
Un suspiro de complicidad.
Un susurro.
Un  "Te Amo"...

Dos personas, que le han dado vida, a una tercera


Gracias por leerme.

22 de septiembre de 2011

Un adiós.. Muy posible de olvidar.

 – Hay tanto por vivir aún... – dijo el sujeto que se encontraba sentado en la guarnición de la acera. Sostenía un papel arrugado y hecho bolita en la mano derecha, y con la otra jugueteaba con la colilla del cigarrillo que acababa de fumarse. –Me olerán los dedos a tabaco. ¡Qué Asco!– dijo el tipo sin bajar la mirada hacia su mano izquierda. Siguió sentado en la acera durante otros cinco minutos y finalmente la necesidad por ir al baño le ganó a su eterna meditación.
Caminaba sin rumbo por la avenida principal, sosteniendo aún en mano el papel hecho bolita, aferrado a éste como si su vida dependiera de ello. Deambuló por otro largo rato mientras el cielo se tornaba de un rojo intenso a un violeta y después a un negro tan espeso, que era difícil saber si esa noche habría estrellas en el firmamento.
Las luces de la ciudad relucían de una manera peculiar aquella noche, y en el ambiente se respiraba un aroma a humedad, –La temporada de lluvias se acerca, se respira en el aire...– rezó una vez más el sujeto y siguió caminando otro rato más...

Llegó al muelle, a orillas de la playa. El mar reflejaba una copia exacta de la luna en el espejo del agua, distorcionandose por la marea, y las olas bailaban tranquilamente, como al son de una balada de jazz.
El sujeto se detuvo durante unos instantes, perdiéndose entre la negrura del mar y la noche, mezcladas perfectamente para hacer de la vista, un cuadro infinito imposible de describir.
Meditó durante un rato más, y tranquilamente bajó la mirada hacia su mano derecha. La presión que había hecho su mano con la carta había dejado surcos y marcas de la hoja arrugada. Sonrió y cuidadosamente abrió la bolita de papel hasta volver a su forma original: una carta con una escritura en garabatos, como si hubiesen escrito aquella carta con rapidez.
Sus ojos repasaron varias veces los vanos 5 renglones que contenían, como si fuera difícil comprender aquel texto. Una lágrima se desprendió de sus ojos y cayó directamente en la mano que hasta hace un par de horas había sido asignada con la tarea de resguardar la carta entre sus dedos. Rompió a llorar en la orilla del muelle como nunca había llorado, golpeando estupidamente el suelo donde se encontraba, y lamentandose una y otra vez. Levantó la cabeza y gritó lo más alto que pudo hacia la nada. Recibió por respuesta una suave brisa que rosó sus mejillas, y llenó de arena las lagrimas que desfilaban sobre ellas lentamente. Se recostó en el piso en pocisión fetal y el sonido del mar lo arrulló hasta que se quedó completamente dormido.
El viento sopló por un largo rato, desprendiendo la carta de su mano, mientras él soñaba con esos cinco renglones que jamás olvidaría:
"Yo sé que las cosas no son como soñabas que fueran algún día. Talvez no soy la persona que buscabas y siento mucho haberte hecho tanto daño. Disculpame si no soy sincera, y si al decirte que te quiero, lo digo solamente para no herirte más. Hoy me dí cuenta que estár cerca de ti, solo nos hace daño a los dos. No puedo estár con una persona a la que no amo. Gracias por ser tú, y disculpame por no ser lo que tu esperabas... ADIOS."
Despertó unas horas más tarde, debido al frío que hacía en la playa, y se enfiló directo a su casa. Le dolía bastante la cabeza, pero se sentía tranquilo, y sin aquel nudo que había tenido en la garganta durante todo el día.
– Hay tanto por vivir aún...– se dijo así mismo y hechó a andar por el camino donde había llegado. Tenía mucha hambre, y le dolían los nudillos por los golpes que había propinado al suelo, sin embargo una tranquilidad, acompañada de felicidad lo embriagaban por completo, y sentía que el tiempo; su tiempo, apenas comenzaba a marcar los segundos, minutos y horas que pronto tendría que vivir.
– A veces... lo que queremos recordar, es lo primero que olvidamos, y siempre recordamos lo que queremos olvidar– volvió a decirse a sí mismo y una débil sonrisa se dibujó en sus labios.





Gracias por leerme.



14 de septiembre de 2011

Pensar en ti, es como cualquier lunes.

Una persona siempre deja de ser... cuando comienza a pensar en alguien más.
Deja de respirar segundos que se antojan una eternidad... tan solo por respirar el aire de alguien más; ese aire que desahogan nuestros pulmones en cada suspiro. Y entre suspiro y suspiro, lo común de un nombre, se vuelve lo complicado de un sentimiento. Y es que, debemos aceptar... Que así como el amor nos trae una alegría inmensa, también nos comparte sufrimientos únicos en cada oportunidad que tenemos de conocer aquel sentimiento.
Pero jamás en la vida habrá nada igual, como aquel anhelo del primer beso: jamás olvidaremos ese sabor único de los labios que seguramente no volveremos a besar en toda esta vida. Y es que, pensar en tí es como cualquier lunes de la semana; un inicio complicado, un tanto dificil de llevar... sin embargo, olvidarte, es como cualquier Viernes; pensar que pronto llegará ese momento, y veré algo mejor, me inquieta tanto, que me olvido de respirar todo aquel aire... que le dediqué en suspiros a tu recuerdo, un Jueves como cualquier otro, pero único por ser el último día en el que te ví...