29 de octubre de 2011

En la Cima

Colores resplandecientes, que se reflejan en todos lados.
Un arcoiris proveniente de no sé donde. Y mientras camino más y más me doy cuenta que el camino que estoy recorriendo aún es largo.
El sudor empapa mi frente, debido a que el sol me da de lleno en el rostro. El polvo danza sobre todo el lugar gracias a la corriente de aire, y cada que la ventisca llega a la altura de mi rostro, enjuga mi frente de manera refrescante.
La meta aún es larga, lo sé, y la pendiente es demasiado inclinada para subirla sin equipo. Sin embargo, la pereza y el conformismo me hicieron dejar todas las herramientas útiles en el campamento. Lo único con lo que cuento son mis manos, mi espíritu, y toda la fe que le tengo a mi persona.
Empiezo paso a paso. Las rodillas me duelen, y las manos están a punto de desertar, pero lo que me espera allá arriba no es sólo un cielo azul; es la recompensa más grande de toda mi vida. Solo depende de mi, si quiero llegar hasta arriba, o quedarme a la mitad, e "imaginarme" que es lo que me puedo encontrar en la cima.
Gracias por leerme.

9 de octubre de 2011

Historias de antaño.

La tarde luce apagada. No como cualquier día Domingo, donde las familias salen de su clásica rutina para ventilarse un poco de la hastiante semana. Es un Domingo gris; se percibe en el aire el aroma de la lluvia venidera, y el cielo comienza a rugir suavemente. Las aves que hasta hace unos instantes cantaban emprenden el vuelo para atajarse de la lluvia, y las personas que se encuentran sentadas en el parque hacen lo mismo, a otros no parece importarles el cambio climático y siguen caminando, y disfrutando del día gris.
Me dirijo hacia el Ex convento (Tlaxcala), con mi cámara en mano. Realmente no hay muchas fotos que tomar. El día es pésimo, hay mucho aire, y la gente me mira con desden cuando paso cerca de ellos enfocando con mi lente cualquier sitio, menos a ellos. Mientras subo tranquilamente la cuesta hacia el Ex Convento, con la cámara lista para tomar una foto me encuentro con un señor. Discretamente, levanto mi cámara y, apresurando el paso logro tomarle por lo menos tres fotos.
Me siento en una banquita a unos cuantos metros del señor, y lo examino detalladamente. Me recuerda mucho a mi abuelo (mi garganta se vuelve un nudo).
–  Me recuerda mucho al Don. –le digo a mi mamá y sigo observandolo con detenimiento. Ella asiente con la cabeza, al igual que mi hermana. 
Nos levantamos al mismo tiempo de la banquita donde estabamos sentados y nos dirigimos al Sr. Le vamos a comprar algo. No sé porque pero siempre me da mucha nostalgia ver a gente mayor que se parece mucho a mis abuelos.
Nos acercamos y el señor muy amablemente nos da las buenas tardes, y enseguida nos ofrece lo que esta vendiendo: Bastones, valeros, adornos, llaveros. Todo hecho a mano.
Le preguntamos si tiene familia, y orgullosamente nos dice que tiene hijos licenciados, e ingenieros, pero pues... [hace una pausa] él necesita trabajar.
– Yo trabajé en Estados Unidos. Cuando aún podía. Allá en la frontera de Estados Unidos y Canadá. Más o menos por el lago Michigan. Después bajé hacia el sur y estuve trabajando por Arizona y toda esa zona. Uh! [hace un sonido tan lejano, y de pronto sonríe]. Mi señora dice que anduve de vago, pero ¿ustedes creen que yo conozco California como si fuera Tlaxcala? –termina el señor con la misma sonrisa dibujada y mirando su mercancía. Levanta la mirada y prosigue contandonos su historia. – Después... ya que me regresé, con el dinero que me dieron me compré una camioneta muy buena. Fueron 42 mil pesos de los 100 mil pesos que supone nos iban a dar –termina la frase y guarda silencio durante un par de segundos...
Las grandes travesías del Señor Melchor.

Todo lo hace a mano, en un torno que tiene en su casa. La madera se la traen de distintos puntos de Tlaxcala, y él se va a los lugares concurridos a vender. Siempre vende algo. Nunca se queda sin vender nada, y ahora, el simplemente está "hechandose un descansito" porque viene de otro lugar de vender.
Mañana no trabaja, porque le traen material. Y mientras nos cuenta su historia, sus manos describen una larga trayectoría laboral, que no cualquier artesano independiente tiene oportunidad de contar.
Para finalizar sonríe de nuevo y nos dice: – Esto es hecho a mano, no es de mayoristas ni hecho en China. ¡Yo mismo lo hago!

No cabe duda que me hizo recordar a mi abuelo. Viejo donde quiera que estés te dedico este Post con mucho Amor.


Muchísimas gracias por leerme.



5 de octubre de 2011

QUESADILLAS!... digo, Pesadillas.

Ayer tuve un sueño bastante malo.
Quizá fue porque últimamente he leído bastantes libros en cuestiones de horror, suspenso, guerras mundiales, y todo lo que puede provocar un desastre mundial.
Lo que aún no me puedo sacar de la mente, es aquella figura que desproporcionadamente se metió dentro de mis sueños e hizo de ellos la peor de mis pesadillas.
En realidad no sé si vuelva a dormir. Después de un buen rato tratando de describir mi pesadilla, salió ésto:

Te asustaste?
Si... Creeme que es muy feo soñar con estas criaturas. Talvez fue porque cené muchísimo. Y lo que más miedo me dá, es que el día final, me encuentre con algo similar a lo que dibujé. ¡Qué Miedo!

Nota: Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia, y si alguien se siente identificado con el personaje, disculpen, pero es solo "mi imaginación"... O no?

Nota 2: Sí. Estoy siendo bastante sarcástico. Pero así es la vida de un "pobre perro".
Gracias por Leerme.