21 de diciembre de 2010

El día en que se esfumó la luz de la tierra.

Todo empezó a las 12 horas con tres minutos, una fría madrugada del día 21 de diciembre. Después del acontecimiento, la tierra se vio envuelta por un silencio absoluto, sin murmullo alguno, o silbido del viento. Todo parecía indicar que la raza humana pasaría a la historia aquel frío diciembre, donde millones de percances sucedieron en conjunto con ese extraño eclipse en el cielo. El día en que las manecillas del reloj dejaron de caminar, para traer un apocalipsis indescriptible en el globo terraqueo, el mundo; pereció.
Todo parecía estár en perfecto orden, mientras cada familia en su respectivo hogar veía la televisión,  jugaba con su consola, y chateaba en la computadora, dejando al tiempo transcurrir como cualquier día de la semana; una semana común y corriente como todas las demás.
Los noticieros daban las acostumbradas noticias: Noticias mundiales que recorrian el mundo; la aparición de una persona secuestrada, la explosión de una empresa cerca de donde yo vivo actualmente. Todo, con una marcha tan pateticamente acostumbrada que los detalles más minimos pasaban desapercibidos, detalles que en primera instancia no serían importantes hasta mucho después de aquel oscuro acontecimiento, lleno de muertes por doquier, atropeyos de lo -normal- en ésta realidad; inconcientes comportamientos, bastante indomables de la madre naturaleza como respuesta a la explotación y dominio del ser humano. El tiempo siguió apremiando las horas desperdiciadas cuando empezó todo el desastre:
Las luces en mas de 3 cuadras contiguas a donde yo vivo, empezaron a parpadear; a apagarse y prenderse una y otra vez, igual que la intermitente de un automóvil, como si el sistema electrico de la ciudad fallase por alguna causa desconocida.
La mayoría de las mascotas, perros callejeros y gatos sin dueño, comenzaron a descontrolarse de una manera extraña. Todos los animales, absolutamente todos, mauyaban, ladraban, chillaban y corrían hacia todas partes describiendo figuras circulares en el suelo; desconcertados y confundidos. Un comportamiento bastante irregular por parte de ellos. Poco tiempo después, se desplomaron en el frío piso, sin moverse, o al menos mostrar señales de vida.
No pasaron ni 3 minutos cuando a lo lejos, cerca de dos kilómetros a la redonda, un estruendoso ruido llego hasta mis oídos seguido de una bola de humo gris mezclada con fuego que se extendia hacia el cielo manchado de estrellas. Los gritos de las personas cercanas al accidente fueron claramente percibidos, dejando a la imaginación el ominoso percance de ese fatal accidente. Las llamas se alzaban salvajemente creando una muralla de fuego calcinando todo a su paso. Las personas alcanzadas por la ola de fuego corrían de un lado a otro, tan brillantes, y con fuego por todas partes, como un espectaculo de fenómenos ardiendo; esperando a ser disueltos por la fría muerte.
Pero la situación no mejoró después de eso, si no que fue empeorando con el paso de los minutos, mientras el cielo se pintaba de un negro azabache; las estrellas se desvanecían en el horizonte, dejando a su paso un manto tan oscuro como el mismisimo abismo. La nube se estaba disipando, y el resto de la gente salía de sus casas, postrandose en el umbral de su puerta, para observar el percance mundial. Lo último que pude escuchar en las noticias, fue que en todo el mundo, sucedía un acontecimiento desconocido. Ese eclipse lunar no era común y corriente, hacía que los animales se volvieran locos y las personas morían por causas aún desconocidas por mi persona.
La señal de los teléfonos celulares  y teléfonos fijos se cayó aproximadamente a las 12 con 40 minutos, cuando traté de llamar a mi madre, y solo me encontre con la maldita estática, no solo en mi móvil, si no en cualquier aparato electrónico que tenía a la mano (televisor, Radio, y celular por supuesto).
La desesperación de las masas por saber que sucedía empezo a acrecentarse no sólo en la cuadra donde me encontraba, si no más allá del punto central de mi ciudad. Afortunadamente, la luz aún funcionaba - con fallas continuas- más sin embargo,  fue lo último que se desvaneció antes de que todos desaparecieran de la faz de esta dimensión.
Traté desesperadamente de hacer una llamada telefónica sin resultados, y, ahogando mis fallidos intentos me dispuse a tomar las llaves de la camioneta para salir en busca de mi madre, quién se encontraba en las afueras de la ciudad. No tenía idea de lo que pasaba en esos instantes,  y no se que sucedia con el maldito planeta tierra. La señal de televisión estaba suspendida en estática, el internet había muerto y algunos aparatos electrónicos habían dejado de responder, prender, o funcionar. Los dominios del ser humano, estaban completamente muertos, y lo único que quedaba era una idea de falsa esperanza por sobresalir de aquella ominosa experiencia.
La frustración comenzó a adueñarse de mi ser, y llego un momento donde quíse estar lejos  de casa, como fuera posible. Tomé las llaves de mi camioneta, y me apresure a guardar algunos alimentos dentro de mi maletín del trabajo, (las maletas de viaje se las había llevado mi esposa al Viaje a Egípto junto con mis dos hijos; practicamente la última vez que los vería con vida.) coloqué el maletín en el asiento trasero, donde solía sentarse Elizabeth con su osito de felpa favorito. El ambiente comenzaba a tornarse denso, y lujubre. Las luces se desvanecían de tanto en tanto, describiendo un cálido espectaculo para mis ojos.
Di marcha, y la camioneta respondió en seguída. A un nivel de velocidad considerable cruce la ciudad en menos de 15 minutos hasta donde se encontraba mi madre.
Lo que vi  en ella - en la hoy totalmente destruída ciudad fantasma- es algo que prefiero evitar narrar con detalle, ya que las grotescas imagenes de lo que me encontré en esos momentos, dan golpes a mi conciente hasta dejarlo aturdido, y los sueños me llevan a lugares tan despiadados que no quisiera visitar otra vez. Prefiero reservarme el derecho de describir todo lo que se encontraba en la ciudad en el momento en que la luz se esfumó de los terrenos dominados por el hombre. Son cosas que; si llego a salir de esta apretada situación me gustaría borrar de mi mente; olvidar todo lo que vi con detalle. Aún siento el olor de la sangre en mi nariz, y me lleva a remembranzas e imagenes de un asfalto pintado de rojo escarlata, brillante con el vano fulgor de las pocas estrellas nocturnas.
Llegué hasta el lugar donde se encontraba mi madre, aún con esas indescriptibles imagenes en mi cabeza, con ganas de vomitar, y un ligero sabor a metal en mi boca.
Llamé a la puerta 2 veces sin respuesta alguna, lo que me hizo entrar en desesperación y tumbarla de una patada.
Afortunadamente mi madre aún estaba ahi, sin embargo no lucía del todo normal: estaba en un rincón de la casa - donde tiene a todos sus santos, Cristos, y Virgencitas - hincada, pidiendo clemencia y salvación al Creador.
Al mirarme, se llevó las manos a la cara  y comenzó a llorar, con un semblante de miedo, y desesperación por todo lo que estaba sucediendo en aquellos momentos.
No dijo palabra alguna, solo repetía inconcientemente una frase que aún da vueltas en mi cabeza, dejando a la imaginación teorías del inevitable fin del ser humano: "Este es el día en que la luz de la tierra se desvanecerá, arrazando con toda la raza humana"
Traté de tranquilizarla, pero mis intentos fueron en vano. Subimos rapidamente a la camioneta y dimos marcha a una cabaña cercana al bosque, que había comprado con Kiara,para pasar el verano con los niños.
Lo siguiente... no sé si deba contarlo. No sé realmente si crean cada palabra de lo que diré. Lo que se es que, pensar en ello me vuelve loco cada día más, y solamente quiero asegurarme de  que... lo que vi realmente sucedió, o simplemente fue una jugarreta que mis ojos fabricaron para mi. Las sucias imagenes de la ciudad envuelta en rojo, y... Aquellas criaturas de la noche, asechando de formas indescriptibles y persiguiendonos por al menos 4 cuadras es algo que me tiene con este frio insomnio, este miedo de caer dormido y despertar a la merced del creador, listo para juzgar mis actos en este siclo de vida que está finalizando.
Camino a la cabaña, más o menos a las 2 con 7 minutos, se fue por completo la luz en todo el mundo.
El silencio descendio desde su más lujubre escondite para dominar por completo la escencia humana del planeta tierra.
Todo parecio enmudecer en cosa de instantes: Los perros gatos, y animales cesaron sus lamentos. (obviamente, los animales que quedaban con vida claro está). Las aves emprendieron  su vuelo directo al cielo negro que cubría por completo el planeta tierra, desapareciendo en la frontera de la realidad y el sueño. La camioneta empezó a a disminuír la velocidad, sin embargo, no lo suficiente para evitar que nos voltearamos antes de llegar a la cabaña de Verano.
La camioneta describió 2 vueltas  mortales consecutivas en el asfalto deteniendose cerca de un campo, quedando nosotros completamente de cabeza. El cinturón salvó mi vida.
Desafortunadamente, mi madre perecio en el accidente, y por muy cruel que parezca,  en ese momento no importó nada más que encontrar una fuente de luz.
Sentía un fluído recorrer parte de mi abdomen, un líquido cálido, que empapaba por completo la parte delantera de mi sueter. Pero tampoco le dí mucha importancia a ello.
El silencio seguía haciendo de las suyas. No había ruido alguno, que pudiera percibir mis oídos. Ya exahusto y cansado, me tiré sobre el cesped, esperando que todo regresara a la normalidad...

No sé cuanto tiempo de vida me quede. ¡Estoy desesperado! Llevo más de 3 horas tirado en el suelo sin poder moverme de este maldito sitio. Estoy mareado, y la oscuridad sigue reinando ésta dimensión ¿Porque no morí enseguida como los demás? ¿por que soy el único bastardo que sigue vivo? Quiero irme de aquí al otro mundo. No pasará mucho tiempo antes de que sea devorado por esas cosas pestilentes, que solían ser humanos....Sólo que, hay algo más por anexar a estas memorias, que; si alguien llegase a encontrar, espero que se haya solucionado el caos.
No tengo mucho tiempo de vida, y trato de borrar todos aquellos instantes de mi mente. Pero mamá tenía razón...Este es el día en que la luz de la tierra se desvaneció por completo arrazando con toda la raza humana... Este es el día, en que la tierra se cubrió de oscuridad y devoró toda esperanza y luz posible de ella...
¿Y saben que es lo peor de morir devorado por aquellos seres?
Que, cuando se esfumó la luz en todo el mundo... El ser humano, temió encontrarse varado en la oscuridad, conversando con el mismo...


Gracias por leerme.

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