19 de abril de 2011

Un detalle que no olvidaré...

El sol parecía ocultarse con las nubes, anunciando una inminente lluvia que pronto caería en el zócalo de la ciudad. Me encontraba sentado en una banquita, lejos de todas las personas, que se divertían con energías de sobra. ¿Y yo? simplemente me hallaba sentado del lado izquierdo de la banca, esperando a que la manecilla grande señalara el número 12 de mi reloj de pulso, y partir a mi destino.
Las primeras gotas de lluvia hicieron su entrada cayendo en mis lentes, y en la punta de mi nariz. Varias cabezas miraron en pocisión cenit, directamente al cielo, esperando a que lo peor ocurriera. Sin en cambio yo permanecí sentado en la misma banca verde, mientras observaba como la mayoría de los sujetos, – unos minutos antes divirtiéndose – señalaban al cielo y corrían a esconderse. Pasó un largo rato para que la lluvia comenzara su trabajo en el centro de la ciudad.  Permanecí durante cinco minutos más en el mismo sitio; las gotas caían en mi espalda dejando escalofríos que recorrian suavemente mi piel. A lo lejos del lugar donde me encontraba pude divisar a un hombre, sentado en una esquina de otra banca. Lucía tranquilo, con mucha paz, y al parecer no le importaba la lluvia pues hacía lo mínimo para atajarse.
La lluvia arreció un poco y me puse de pie, dispuesto a volver a mi camino, cuando de pronto el hombre se acercó tranquilamente hacia mi, y me dijo en un tono casi inaudible:
–Disfrútalo... No todos los días tenemos la fortuna de envolvernos en la lluvia y poder disfrutarla como cuando eramos niños...– Lo miré fiajmente, y el hombre simplemente me devolvió aquella mirada tranquila, con una sonrisa. Sin despedirse de mi, caminó en linea recta, como si nada le importara. Su destino era desconocido, y de cuando en cuando se le veía al hombre sacudirse la lluvia del cabello y sonreír de manera infantil. Me quedé parado en aquel sitio durante un rato que parecio eterno, tan largo que olvidé por completo el camino a donde me dirigía.

Hace tiempo que había olvidado que se sentía vivir con pequeños detalles, como el frío de la lluvia, pegando contra mi rostro....


Gracias por leerme.

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