16 de enero de 2012

Lo que queda atrás

Quién se iba a imaginar, que ella sería la última que pasaría por su mente.
Fue, como una cascada de pensamientos que cayeron en lo profundo de su ser, sin tocar fondo. Se desvanecieron poco a poco hasta quedar sólo el recuerdo de un "hubiera" marcado en tinta, en un lado del corazón que no es visible ni para la ciencia ni para la imaginación; en ese pequeño lugar donde todo queda grabado, y que, en los peores momentos viene a la mente, para traer tristezas profundas.
El arrepentimiento que se leía en sus labios, y la sinceridad con la que las palabras brotaban de su boca, – haciendo una reverberación casi eterna, al contacto de los oídos– fue simplemente la limitante que puso fin a una historia que pudo haber sido.
Quién iba imaginar que ella no solo sería la última en habitar su mente; iba ser la mujer de su vida, la mujer con la que podría despertarse todas las mañanas, y sentir su respiración pegándole en la nuca.
Quién iba pensar, que todo rastro de ilusión se vería estropeado por el estúpido plan de Cupido, de enamorarlos torpemente, sin tener criterio de su pensar.

Ahora solo le queda un recuerdo débil, muy difuso para recordarse con plenitud.
Sólo le quedan lágrimas, y ya ni se acuerda porqué las derrama.
Lo que bien recuerda, es que debe olvidar, aquel nombre, que en un tiempo pasado, muy pasado, fue algo importante para él.


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